Al igual que ocurre con nuestros jamones y paletas, la posibilidad de realizar en su lugar de origen la selección de los mejores ejemplares, confiere a nuestros embutidos ibéricos unas cualidades y una materia prima inmejorables.
El adobado o “adobo” de todos los embutidos ibéricos se realiza con productos naturales, en su correcta proporción y respetando siempre la temperatura idónea y su justa medida de tiempo de macerado para cada una de las piezas.
El embuchado (que es la inclusión de la pieza del cerdo en la tripa) se realiza de manera manual, siguiendo todas las normativas higiénico-sanitarias que existen.
Finalmente, y posterior a un breve período de tiempo en el secadero artificial en el que se aplican la temperatura y humedad adecuada; se traslada cada pieza al secadero natural; donde la lumbre y el artesonado de madera, darán a cada pieza el aroma, sabor y textura único del embutido Eduardo Hernández.